En tierras leonesas del valle de Fornela, se encuentra el pueblo de Chano, donde iniciamos esta salida pasando un puente sobre el río Cua para llegar al barrio de Prado, custodiado por un inmenso hayedo, único en la zona. Hay un buen sendero por donde en épocas pasadas caminaban los mineros fornelos con destino a las minas de Fabero. Disfrutamos de abundantes fuentes y del bonito paisaje del valle que gracias a la gran variedad arbórea en el otoño se viste de numerosos colores propios de la estación.
Seguimos en ligero ascenso hasta el Alto del Carral, con vistas al Alto Sil y al pueblo de Fabero. Tomamos por la derecha una pista que nos conduce hasta el Campo de Mollanedo, en la falda del pico del mismo nombre. Dejamos a la izquierda el pico para seguir en ligero ascenso hasta la peña Portillina (1729 m.) pasando por lo más alto de la braña de la Verdina. Desde este punto tenemos una perfecta visión del pueblo de Chano.
Continuando hacia al O., se alcanza el pico Tabillón (1913 m.), bajar a la collada de los Campanarios y seguir cresteando por el alto del Carballín hasta llegar a la cumbre del pico el Botete (1931 m.).
El descenso lo hacemos por la braña de Mondiego, donde se pueden encontrar restos de antiguas cabañas y, por una pista forestal llegar al “Castro de Chano”; asentamiento indígena relacionado con las actividades mineras, vinculado a la “cultura castreña”, imperante en el Noroeste Peninsular durante la Edad del Hierro. Los restos encontrados sitúan este poblado celta entre los últimos años del siglo I A.C. y los primeros años del siglo II D.C.
A poco más de un Km., llegamos al pueblo de Chano, final de nuestro recorrido.
