El viaje a Pirineos tendrá lugar del 22 al 28 de julio de 2019.
Parque Natural de Posets y la Maladeta
Los macizos de Posets y de la Maladeta constituyen dos de los núcleos montañosos más elevados del Pirineo, encontrándose entre sus cumbres las dos de mayor altura de la Cordillera Pirenaica, el Aneto (3404 m.) y el Posets (3375 m.).
Sus espectaculares formaciones geomorfológicas, junto con el paisaje, conformado por los aprovechamientos agrícolas y ganaderos de las poblaciones de su entorno, motivaron su declaración como Parque Natural en el año 1994.
Actualmente se conservan tres núcleos glaciares de reducidas dimensiones en los macizos del Posets, Perdiguero y Maladeta, declarados Monumentos Naturales.
Los glaciares cuaternarios fueron los principales agentes erosivos que dieron forma al paisaje del Parque Natural. Esculpieron sobre granitos, calizas y pizarras largos valles, colosales circos montañosos y profundas cubetas, ocupadas actualmente por centenares de ibones, nombre con el que se conoce a estos lagos de origen glaciar que, según la altitud, pueden permanecer helados gran parte del año.
Cuando estos ibones se colmatan, debido al relleno, por sedimentos y acumulación de restos vegetales, surgen las turberas, que son terrenos musgosos y anegados.
Los cauces fluviales principales que se encuentran en el Parque son: el río Cinqueta en el valle de Chistau, la cabecera del río Ésera en el valle de Benasque y el río Noguera Ribagorzana en el valle de Barrabés. Son también importantes, en el Parque natural, los fenómenos kársticos.
El Parque presenta una gran diversidad de flora y fauna, favorecida por los fuertes desniveles y por la heterogeneidad topográfica y litológica de suelos y relieves. Desde los ambientes glaciares y la tundra de las zonas culminares, se produce la siguiente secuencia de vegetación: pastos alpinos y subalpinos, abetales, bosques mixtos meso hidrófilos, pinares de pino silvestre y robledales con boj. También hay enclaves de gran interés botánico donde destacan comunidades calmofíticas y pedregales.
En las turberas, la flora más característica es la hierba algodonera y las plantas carnívoras que, para suplir la falta de nitrógeno o fósforo se alimentan de pequeños insectos.
En el piso nival, se encuentran aves como el gorrión alpino y la chova piquigualda; en los pastos alpinos la perdiz nival, en esta zona también prolifera la marmota y el armiño. En los roquedos, cantiles y gleras, destacan especies como el sarrio, águila real, quebrantahuesos, treparriscos, lagartija pirenaica, etc…
En los humedales de montaña, como ríos, arroyos, ibones, manantiales, turberas y zonas encharcadas, la fauna está formada por especies endémicas como el desmán de los Pirineos y el tritón pirenaico, la lagartija de turberas y, ligada a los cauces de agua, la nutria.
En los bosques del Parque se refugian especies como los protegidos mochuelo boreal o urogallo, así como el jabalí, la ardilla, el zorro, etc…
En la parte inferior de los neveros, se encuentra una red trófica que comienza con crioplanton, hongos, musgos y bacterias, y continúa con nemátodos, ácaros y tardígrados, terminando con insectos carnívoros y paseriformes que visitan los neveros para alimentarse.
Ibón de Cregüeña
Situado a 2630 metros de altitud, es el tercer lago de montaña del Pirineo, en cuanto a extensión. Se encuentra en la mitad del valle de Benasque, bajo las crestas de la Maladeta. Para hacernos una idea de la grandiosidad de este ibón, hay que tener en cuenta que, a pesar de estar situado a gran altitud, las paredes del circo montañoso que lo rodean, están situadas por encima de los tres mil metros.
El camino comienza en la carretera que va de Benasque a Llanos de Hospital, por un camino que sale a la derecha y va, envuelto en una frondosa vegetación, disfrutando de los rápidos y cascadas que va formando el río de Cregüeña en su descenso de la zona del ibón, atravesamos un hermoso bosque de pino negro, serval del cazador, abeto, boj y rododendro, hasta alcanzar la pequeña pradera de la Pleta de Cregüeña.
Afrontamos una fuerte pendiente, por espacios más abiertos, con hermosas vistas de las altas cumbres que nos rodean, a nuestra izquierda encontramos el ibonet de Cregüeña, un pequeño ibón escondido entre las rocas.
Más adelante y, escoltados por el Perdiguero, el Posets y varios picos con alturas superiores a tres mil metros, llegamos al ibón de Cregüeña, donde podremos disfrutar de las hermosas panorámicas del circo montañoso que los rodea: Pico Cregüeña, Pico Piedras Albas, Pico Aragüells, Pico Maldito, etc… En los alrededores podremos también contemplar los sarrios y las marmotas, abundante fauna de esta zona.
De Montfalcó al Congot de Mont-Rebei
Ribagorza es una extensa comarca atravesada de norte a sur por los ríos Ésera, Isabena y Noguera Ribagorzana, que rompen la montaña y descienden por los congostos y valles donde castillos, torres, monasterios, ermitas y poblaciones históricas cuidan como testigo de una intensa historia. Un paraje natural y humano, privilegiado de contrastes, en el que conviven los picos y glaciares más altos del Pirineo con infinitos valles.
La Sierra del Montsec forma parte de las sierras exteriores del Pirineo Central. Orientada de este a oeste y formada por materiales calcáreos, cretácicos y jurásicos, el modelado general de esta sierra es kárstico, elevándose como una potente estructura artificial a lo largo de más de 40 Kms. de longitud.
El camino natural de Montfalcó al Congot de Mont – Rebei nos permite disfrutar de la espectacular orografía caliza de la sierra del Montsec que, horadada por el río Noguera Ribagorzana, hace de frontera natural y divide a esta sierra en dos: Montsec de L´ Estall en la parte aragonesa y Montsec d´ Ares en la parte catalana, formando el vertiginoso desfiladero de Mont – Rebei. El camino supera dos farallones de roca, con tramos aéreos que, mediante pasarelas de madera, cuelgan de paredes rocosas, ganando altura de forma vertiginosa y el embalse de Canellas.
En general, este camino se caracteriza por una rica vegetación de tipo mediterráneo, destacando tupidos bosques de robles y encinas, también de pino laricio de forma natural, alternando con masas de repoblación bojedal, acompañadas de un rico cortejo florístico de especies como el romero, madroño, etc.
Sin embargo, las singularidades más características de la zona son las formaciones rupícolas de la flora, destacando (Petrocoptis montsicciana) endémica, muy rara, y la fauna rica en rapaces asociadas a este hábitat de zonas rocosas, con abruptos escarpes y cortados.
El privilegiado entorno de este camino natural nos permite disfrutar de un excepcional patrimonio natural, histórico, artístico y cultural, pudiéndose encontrar diferentes ejemplos de arquitectura de estilo románico, como las ermitas de Santa Quiteria de Montfalcó, San Vicente de Finestas, Santa María de la Clúa o la Mare de Déu de la Pertusa y la arquitectura defensiva, torres, castillos como Castel de Chriveta, Torre de Viacamp o Torre de Alsamora.
Portillón de Benás y Tuc de Salvaguardia
Un portillón es una formación rocosa natural que se forma entre dos picos pronunciados y deja un paso entre ambos. El portillón de Benás es un paso natural que se encuentra entre las laderas de los picos de la Mina, en su vertiente oriental, y el Tuc de Salvaguardia, en su vertiente occidental.
El Portillón de Benás es el paso fronterizo más importante entre el Ball de Benás y Luchón (Francia), utilizado por los caminantes, comerciantes y contrabandistas durante siglos y que, durante la guerra civil, se convirtió en lugar de paso de los exiliados republicanos hacia Francia. Hoy en día el Portillón no se encuentra en su estado natural, si no que ha intervenido la mano del hombre para acondicionar la ruta transpirenaica de Benasque a Luchón.
Desde Llanos del Hospital comienza una senda que cruza todo el llano por un terreno herboso, siguiendo los meandros que va formando el río Ésera en su descenso, luego comienza un pronunciado desnivel por la ladera de la Cotera; con una vegetación alpina rica el abetos, abedules, avellanos, enebros, fresnos, etc… La panorámica que nos ofrecen las montañas que nos rodean es impresionante; en primer plano se divisan las cumbres más bajas del macizo de la Maladeta, la Tuc Blanca y el pico d´Aigalluts, más arriba los glaciares de la Maladeta y Aneto, así como el pico Tempestades, el pico Margalida y el pico Russell. Seguimos ascendiendo y, en poco tiempo, alcanzamos el Portillón de Benás (2440 m.), con unas vistas magníficas, en la parte de Francia con sus lagos de Bonts du Port, y en la vertiente opuesta se encuentra todo el macizo de la Maladeta, con el Aneto y su glaciar.
Del Portillón sale un sendero que nos sitúa rápidamente en la falda del pico Salvaguardia y sigue hacia la cara sur, donde traza un marcado zig-zag hacia la cumbre. Bella y escarpada cima que exhibe su pirámide rocosa sobre el famoso paso del Portillón de Benás.
La Tuc de Salvaguardia (2738 m.) ofrece, probablemente, la mejor panorámica del macizo Aneto – Maladeta, separados por el río Ésera, los macizos Posets/Perdiguero y Maladeta y, al norte, la ciudad francesa de Luchón.
Ibóns de Llosas y Vallibierna
Vallibierna es uno de los principales valles de Ball de Benás, valle de grandes desniveles, dividido en dos grandes circos montañosos con lagos y glaciares que tienen como punto común el pico Aneto. El valle está recorrido, en una gran parte, por una pista forestal que llega hasta un pequeño refugio, que está situado en un pequeño llano, donde el río baja apaciblemente; llama la atención en esta zona, el color cobrizo de las rocas, seguramente debido a la concentración de minerales. Desde aquí tenemos unas magníficas vistas del pico Vallibierna y de la Tuca de Culebras.
Iniciamos, en este punto, la ruta, por un camino que sube entre el frondoso bosque y, por el otro lado, el río que, en su descenso, va formando sucesivas cascadas. El bosque, poco a poco, va perdiendo densidad, dejando el cielo abierto, con el pico Vallibierna de nuevo como único testigo, llegando a una zona llana con una vista del macizo con tres grandes picos.
De nuevo el camino se empina, con el río a nuestro lado, abriéndose paso por un laberinto de rocas, cascada tras cascada. Poco a poco nos acercamos a un nuevo llano conocido como Pleta de Llosas.
Desde aquí parten varias rutas; por un lado a los ibones de Llosas, a la izquierda y a la derecha a los ibones de Vallibierna. Desde este preciado rincón de Pleta de Llosas, donde el barranco que baja del ibón de Llosas describe unos meandros sobre una amplia pradera; atravesamos el llano y comenzamos un corto y pronunciado ascenso hasta alcanzar el ibón grande de Llosas; nos sorprende la característica pared oscura y vertical de granito que bordea el ibón. Muy próximo se encuentra el ibonet de Llosas, asentado en este espectacular enclave.
Cruzamos este valle glaciar, ascendiendo al collado de los Sarrios, por donde podemos descender hacia los ibones alto y bajo de Vallibierna, situados a unos 2440 metros de altitud, con impresionantes vistas de los grandes picos occidentales del valle.