27, 28, 29, 30 y 31 de agosto
A Costa da Morte es una región costera que ocupa el segmento noroeste del litoral gallego, dentro de los límites de la provincia de A Coruña.
Es una tierra de misterio, de leyendas y mitos. Su belleza paisajística y el interés cultural la convierten en una zona única y de especial encanto.
La leyenda negra cuenta que, en un tiempo ya lejano, los moradores de esta abrupta costa, acuciados por el hambre y la miseria de una tierra árida e inhóspita, provocaban los naufragios de los barcos para apropiarse de sus cargamentos. La épica de la subsistencia los lanzaba, cuando arreciaba la lluvia o la niebla se cernía fantasmagórica en las noches de invierno, a colgar faroles encendidos en los cuernos de los bueyes, cerca de los acantilados, para confundir a los navegantes, chocando contra los arrecifes y topándose con el saqueo y la muerte. De ahí derivaría el nombre de da Morte, que se dio a esta costa bañada por un mar fiero y temible.
Otras teorías afirman que este nombre procede del dukita mere (Región de la Muerte), que era donde la mitología ?griega situaba el país de los muertos. Lo cierto es que cuando las legiones romanas, al mando del procónsul Décimo Junio Bruto, llegaron a esta región la bautizaron con el nombre de Finis Terrae, el fin de la tierra.
Dos mil años después, Fisterra (en gallego) es el final de muchos caminos, incluido el de Santiago, pues muchos peregrinos prolongan el viaje hasta aquí para cumplir los últimos ritos jacobeos, mientras el sol se ?esconde.
O Camiño dos Faros es una ruta que une Malpica con Fisterra. Se trata de un itinerario espectacular, maravilloso y único, que recorre una de las zonas más emblemáticas y bellas de Galicia.
A Costa da Morte atraviesa una gran diversidad de lugares y espacios, pasando por diversos faros, por los principales espacios naturales y puntos de interés de toda esta parte de la costa: hermosas praias, espectaculares miradores, principales pueblos marineros, castros, santuarios y otros monumentos, acompañados de unos paisajes marinos que no dejan indiferente a nadie y que resultan absolutamente ?inolvidables.
Un camino que llevará al caminante a un mundo de sensaciones únicas que solo se puede disfrutar en esta Costa da Morte.
Vamos a realizar tres etapas de este Camiño dos Faros.
De Malpica a Praia de Niñons
Comenzamos en el faro del Puerto de Malpica, recorriendo este hermoso pueblo marinero: el puerto, sus calles, el paseo marítimo y la praia de Area Maior para dirigirnos al cabo San Adrián; pasamos la praia de Seaia. En San Adrián se encuentra una ermita del siglo XVI y tenemos una amplia panorámica de toda Malpica y las Islas Sisargas, uno de los mejores archipiélagos de Galicia (y uno de los secretos mejor guardados de toda la costa gallega), formado por Isla Grande, Isla Chica y la Isla Malante.
Esta reserva natural posee una gran riqueza de flora y fauna, un paraíso para las aves, anidando en ellas varias especies, algunas en peligro de extinción, que eligen estas islas para criar y también como etapa de paso en sus largas migraciones. Especies como el cormorán moñudo, la gaviota oscura, la gaviota tridáctila, el vencejo real o el arao ibérico, encuentran en estas islas su hábitat ideal.
Por caminos de pescadores llegamos hasta Beo, cruzando los primeros acantilados de este Camiño dos Faros. En Beo continuamos ruta hacia Seiruga cruzando un pequeño arroyo; atravesamos la praia de Seiruga, de arena fina y sistema dunar, llegando a Barizo, donde pasamos por la praia y el puerto antes de comenzar el tramo del Monte Nariga, que nos llevará hasta el faro de Punta Nariga, construido en el año 1919.
El entorno de Punta Nariga está lleno de magia y, durante el recorrido, veremos grandes formaciones rocosas de las más variadas formas debido a la constante acción erosiva del agua y el viento. En las cercanías del Faro, los grandes acantilados llegan hasta una altura de cien metros. El ruido del mar y el graznido de las aves se mezclan en esta visión de vértigo del océano que se nos quedará grabado.
Desde aquí podemos contemplar el recorrido que nos queda por realizar hasta el final, el camino es de una belleza salvaje, siendo testigo del ímpetu del mar golpeando la costa. Recorremos las peñas do Rubio, un tramo algo complicado, hasta llegar a la ensenada do Lago, orientada al O., y bien cerrada por las Insuas do Lago y Punta Queimada, que ofrece un remanso de tranquilidad. Aquí finaliza el concello de Malpica y comienza el concello de Ponteceso. Por último, llegamos a la praia de Niñóns, pasando una zona acantilada.
De Camariñas a Muxía
Comenzamos esta etapa en Camariñas, antiguamente el puerto de mayor importancia en la Costa da Morte, contando con el mayor número de barcos para comerciar la sardina con diferentes puertos del litoral atlántico y cantábrico. Del puerto salían cargados de sardina con rumbo al País Vasco y hacían el retorno cargados de hierro que vendían en la comarca.
El camino nos lleva por la ensenada da Basa y la desembocadura del río Grande. Nos vuelve a mostrar estos otros paisajes que tiene el Camiño dos Faros, con tranquilas aguas de gran riqueza marisquera y bandadas de garcetas y otras aves que buscan refugio y alimento. En la praia de Area da Vila, a la salida de Camariñas, en la noche de San Juan tiene lugar el lumarea, donde encienden la cachela más grande de la Costa da Morte.
Al llegar a la praia de Ariño no podemos remontar más el río Grande por la orilla, saliendo a la carretera para cruzar las aldeas de Tasaraño, Dor y Allo, que nos muestran una Galicia auténtica que conserva restos de un pasado que no debemos olvidar.
Así llegamos a Ponte do Porto, cuyo topónimo proviene del puente del siglo XIII que cruza el río Grande. Este pequeño puente en otros tiempos tuvo un importante tráfico maderero. Atravesamos el puente para dirigirnos por el paseo fluvial del Riotorto en dirección a Santiago de Cereixo, perteneciente al concello de Vimianzo, pudiendo disfrutar de un estupendo paseo con molino de mareas, la Iglesia de Santiago, las Torres de Cereixo y un enorme carballo.
Desde aquí la etapa se endurece un poco hasta llegar a la praia do Lago, una de las más bonitas de la Costa da Morte. El sendero se estrecha cuando caminamos por la Furna do Sapo en dirección a la praia de Area Grande. Discurre en medio de un bosque de ribera desde el que vemos todo el meandro de la desembocadura del río Grande. Cruzamos toda la praia para subir por un pinar y llegar a la praia de Leis y luego al faro de la praia do Lago.
Salimos de la praia, atravesando el puente por la carretera, y cogemos una pequeña senda a la derecha que nos acercará a Merexo, núcleo rural típico con casas y hórreos de piedra para guardar las cosechas, con vistas panorámicas a su pequeña bahía. De aquí nos dirigimos a Os Muiños, donde podemos realizar una pequeña, pero hermosa, ruta de los molinos del río Negro, conjunto de varios molinos rehabilitados que conectan un tramo del río hasta la praia de Os Muiños, una de las más visitadas de la zona, que debemos recorrer para salir al final de ella por una pronunciada cuesta en dirección a Chorente. En ese punto de la praia existe la posibilidad de dirigirse al Monasterio de Moraime y desde donde, por el Camino de Santiago, conectamos con Chorente. Desde aquí el camino nos lleva por el bosque de Chorente y la punta del mismo nombre, desde la que ya vemos Muxía, la novia del viento, a la que llegaremos después de atravesar las praias de Espiñeirido y A Cruz.
Cruzamos Muxía en dirección a la iglesia de Santa María para, desde su campanario, alcanzar la cima del Monte Corpiño y contemplar otra estupenda vista de este Camiño dos Faros. Desde aquí bajamos hacia la Punta da Barca, con el faro, el Santuario de la Virxe da Barca y todas esas piedras que hacen de este un lugar mágico. El Faro de Muxía no impresiona por su belleza arquitectónica pero si por el lugar donde está situado, en la Punta da Barca, desde donde contemplamos toda la ría y el cercano faro de Vilán. Esta zona es espectacular para contemplar los amaneceres, las puestas de sol o el mar embravecido.
Pero la etapa no acaba aquí, nos queda recorrer el paseo oriental de Muxía desde el monumento a los voluntarios hasta la praia de O Coido, zona cero del desastre del Prestige. Ahora la vemos espléndida, con ese mar lleno de vida, como lo queremos ver siempre.
El monumento A Ferida, en homenaje a los voluntarios, es lo primero que encontramos al salir de la Barca, un monolito de 11 metros de altura esculpido en granito cuya estructura se encuentra partida por la mitad formando una grieta que simboliza una herida sangrante.
De Nemiña a Cabo Finisterre
Comenzamos en la praia de Nemiña, recorriendo todo el arenal hasta llegar a la desembocadura de la ría de Lires, la más pequeña de Galicia y un paraíso ornitológico, que nos obliga a dar un rodeo por el puente de Vaosilveiro y llegar al hermoso pueblo de Lires, una aldea con mucho encanto que atravesamos y, tras recorrer unos tres kilómetros, alcanzamos la praia del mismo nombre.
Con un pronunciado ascenso recorremos la costa de Lires camino de los espectaculares acantilados de Punta Besugueira y de la Mexadoira, que atravesamos por el medio, en uno de esos paisajes únicos que ofrece este Camiño dos Faros.
Seguidamente encontramos la praia do Rostro, otra maravilla salvaje de la Costa da Morte; otro universo de sensaciones en los casi dos kilómetros de praia, abierta al océano Atlántico; el constante viento que allí golpea durante buena parte del año ha formado un extenso sistema dunar, lleno de vegetación. Al final de la praia subimos por un sendero hasta la Punta do Rostro, donde tenemos otras vistas espectaculares. Nos encontramos con otro de los paisajes únicos, los acantilados formados por la Punta do Rostro y la Punta do Castelo, que recorremos por su parte superior y que nos harán recordar que allí embarrancó el carguero Casón, provocando el desalojo de gente más grande de la historia de esta comarca, en el año 1987.
Allí en Punta Castelo, y adentrándose en el mar, nos encontramos con otro vestigio de la historia de muchos siglos atrás, nada menos que de la Edad de Hierro: el castro de Castromiñán, el más espectacular de los castros costeros de Galicia y posiblemente uno de los mejor conservados. La combinación de fortificación y el maravilloso paisaje de acantilados convierte este lugar en uno de los tesoros de Galicia. Cruzamos los acantilados de Punta Gavioteira, otro acantilado desafiante que nos acerca a la solitaria praia de Arnela, para comenzar un ascenso que nos llevará hacia las antenas del Cabo de la Nave, por una pista, entre rocas, con los acantilados más altos de la ruta.
Desde el Cabo de la Nave y en un descenso pronunciado alcanzamos la praia de Mar de Fora para subir en busca del Camiño da Insua, que nos irá acercando a Monte do Facho, un lugar de leyenda. En continuo ascenso llegaremos a la parte oeste del Cabo por un terreno pedregoso, contemplando ya las primeras vistas del Faro Fisterra.
Llegamos a Finis Terrae, punto final de muchos caminos. La visión que se nos presenta impresiona, como ya lo había hecho con romanos y peregrinos llegados aquí en todas las épocas. Es el faro más antiguo de la Costa da Morte, fue construido en el año 1853 para señalar este punto geográfico, clave para la navegación y es el monumento más visitado de Galicia, junto con la Catedral de Santiago.