Se inicia nuestro recorrido en la localidad de Pesoz, capital del concejo, asentada en un mirador natural sobre la confluencia de los ríos Agüeira y d’Ahio. Abandonamos la villa, tomando rumbo O. por el antiguo camino de Villarmarco, descendiendo hacia el río Agüeira a través de un frondoso bosque de castaños. Tras cruzarlo por un rústico puente de madera, comenzamos el ascenso hacia el caserío abandonado de Sequeiros, caminando entre viejos castaños, con el camino empedrado en pizarra en algunos tramos. Un poco antes de Sequeiros, tomamos una senda hacia la derecha hacia el río d’Ahio, lo cruzamos por una pasarela de madera situada junto al viejo molino, se reinicia la ascensión bajo un bosque de pino y castaño, para proseguir a media ladera entre prados y terrenos de labor hasta la aldea de Argul. Este pueblo, hoy casi abandonado, constituye una de las mayores singularidades arquitectónicas del occidente asturiano. Sobrías edificaciones de piedra se apoyan en el roquedo natural y los muros de cierre de las fincas, formando un arracimado complejo de pasajes subterraneos bajo las casas llamados túneles de las callejas.
Destaca especialmente la casa del Vilar, recorrida interiormente por un tunel de casi veinte metros. El regreso a Pesoz se realiza en descenso paralelos al río Agüeira, que se cruza casi en la confluencia con el d’Ahio en el denominado puente de Argul. Pasado el puente tomamos a la derecha y en el ascenso el sendero que nos conduce finalmente a Pesoz.